En la Valencia de los primeros 80, sin duda, dominaban los grupos con sintetizadores al frente, quizás por la brecha abierta al principio de la década por bandas como Glamour. Una de esas bandas fascinadas por el nuevo synt-pop inglés fue Betty Troupe, o la Tropa de Betty, un sexteto nacido en la ciudad del Turia. Seis miembros, seis personalidades distintas: el trío masculino estaba conformado por Sandro Mompó(bajo), Lully Azulay (guitarra) y Héctor Domingo (bajo), mientras que Flora Illueca se alzaba como cómo la vocalista, compositora y líder indiscutible de un grupo que rápidamente se convertiría en quinteto con la incorporación de Marina (percusión y coros) y Fabienne Cidoncha (teclados y coros).
Con su atractivo ‘line up’ (una imagen totalmente fashion capitaneada por tres esculturales féminas) Betty Trouppe no tardó en llamar la atención de la multinacional Ariola, que rapidamente puso al quinteto en manos del genio rentable del pop nacional, Nacho Cano (Mecano). El resultado fue un maxi single editado por Ariola en 1983 que contenía los temas “El Vinilo”, “MS 20” y “Berlín”. El primero llegó a escalar las listas radiofónicas comerciales, con una letra un tanto surrealista y una instrumentación recargada de arreglos que iban desde los guiños new romantic hasta el heavy más glamouroso, incluyendo un larguísimo solo de guitarra y múltiples recursos vocales y de percusión. Pese a su frescura, en breve periodo de tiempo, se convirtieron en una banda de one wonderfull hit.
Al año siguiente Ariola les publica su primer long-play titulado Nuevos héroes, cuya única repercusión fueron las peleas entre los miembros del grupo, especialmente entre las féminas, peleas que acabaron con la expulsión de una ellas.
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